El chaleco es uno de los elementos casi imprescindibles en el traje del novio. Este debe encontrarse cómodo con su traje y vestirse acorde a su estilo y su personalidad, por eso, el chaleco se ajustará tanto al conjunto del traje como al novio en general. El chaleco se puede llevar con levita, con traje y chaqué.
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La combinación de colores es fundamental para acertar, tanto entre el chaleco del novio y la corbata como incluso con la propia piel del contrayente. Las pieles más claras se ven más favorecidas con colores como el negro, el gris, el Burdeos, el rojo o el plateado. Para una piel más intermedia puede pegar una más amplia variedad de colores, como los anteriores más azules claros, verdes pistacho, etc. La piel más oscura combina con colores claros que puedan contrastar más.
Las normas de etiqueta permiten que el chaleco sea cruzado o recto. El chaleco cruzado es cada vez más utilizado, con solapa redonda, dos filas de botones y termina recto. El chaleco recto, por su parte, no tiene solapa y una sola fila de seis botones, termina en pico y algunos consideran que estiliza la figura. El primer botón del chaleco puede ir desabrochado para dejar sitio a la corbata.
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La alternativa más clásica pasa por llevar el chaleco negro con la misma tonalidad de la chaqueta, algo sobrio y discreto. El protocolo también dice que si el chaqué es gris el chaleco debe ser del mismo color.
El beige es un color que contrasta con el conjunto y suele ser éxito casi asegurado para el chaleco del novio, como el azul o el buff, una tonalidad más amarillenta. No obstante, como decimos siempre, será el novio el que elija el chaleco que más se adecue a su personalidad.
